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Ritual con aceites en el templo Wat Yai Chai Mongol |
El sábado 27 de abril, después de más de ocho horas de sueño en el Hotel Aetas
Bangkok, despertamos, por primer día, en la caótica capital de Tailandia. A pesar de tener previsto madrugar para ir hasta
Victory Monument y, desde allí, coger una Mini Van para ir hasta la histórica
ciudad de Ayutthaya (una opción muy muy económica), cambiamos los planes. El cansancio (y las horas de avión) pudieron
más que el despertador. Nos levantamos a las 9 y se nos hizo demasiado tarde
para hacer todo ese periplo. No obstante, haberse leído decenas (por no decir
cientos) de posts en foros tiene su recompensa… Optamos por el plan B: pedir un
taxi al hotel para todo el día: ir a Ayutthaya, transporte entre los principales templos y regreso a Bangkok. Todo, 5 horas y por
1.500 baths (unos 40 euros, dos personas). Aunque és menos económico que la primera opción, en comparación con Europa sigue siendo barato y vale la pena. Sobre todo, por el aire acondicionado...
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Budas del Wat Yai Chai Mongol |
Et voilà! A las 10.00 horas ya nos
estaba esperando en la puerta del hotel el señor Roy, el que fue durante toda la mañana nuestro
taxista y que, posteriormente, nos llevó esa noche al aeropuerto, donde
partimos a Chiang Mai. De camino a Ayutthaya, antigua capital del reino de Siam y
que dista cerca de 90 kilómetros de Bangkok, charlamos con el taxista en inglés, alguna
cabezadita y…llegamos a Ayutthaya! Esta
ciudad fue el centro de Tailandia durante más de 400 años, tuvo 33 reyes y se estima que a principios del siglo XVIII
alrededor de un millón de personas vivían en ella, convirtiéndola en una
de las ciudades más grandes de la época. No obstante, en 1769 los birmanos la destruyeron y saquearon.
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Cabeza de buda del Wat Phra Mahathat |
En primer lugar, nuestro “amigo”
taxista nos lleva al Wat Yai Chai Mongol, uno de los recinos más famosos de
Ayutthaya, por sus decenas de budas. Posteriormente y después de dejarnos
danzar a nuestro aire cerca de 40 minutos, fuimos a ver otro imprescindible: el Wat Phra Mahathat. Este tiene la imagen más fotografíada de Ayutthaya: una cabeza de buda en
arenisca misteriosamente apresada entre las entrelazadas raíces de un árbol.
Hay quien dice que, abandonada tras el saqueo birmano, los árboles crecieron a
su alrededor.
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Wat Phra Si Sanphet |
La tercera parada de la jornada fue en el Wat Phra
Si Sanphet, templo característico por sus tres famosos chedis (o stupas) y que
fue construído al lado del palacio real, del que hoy en día ya no queda nada. Aquí
compramos un librillo muy baratillo (creo recordar que no llegaba a los 2
euros), que explicaba de forma breve, clara y concisa la historia y los
principales templos de esta histórica urbe. Al lado de esta maravilla está otro
curioso templo, cuya fachada no dejará indiferente a nadie: el Wat Phra
Mongkhon Bopiht, con uno de los budas de bronce más grandes de Tailandia (17
metros de alto).
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Lokaya Suthara |
Finalmente, Roy nos llevó a Lokaya
Suthara, un gran buda reclinado, cuyo acceso es gratuito. Si no recuerdo mal,
tiene 37 metros de largo y 8 de alto. Ese día, y como es habitual, estaba cubierto por
una brillante tela de color naranja. Por cierto, para visitar todos estos templos desaconsejo totalmente, al menos en temporada
alta de calor (de marzo a mayo), coger bicicletas. Las distancias, como en casi
toda Tailandia, son increíbles...y el sol es abrasador.
Regresamos a Bangkok sobre las
16.00 horas. Comimos en el restaurante del hotel un platito de pasta, nos cambiamos de
ropa (modo climatizador, para el aeropuerto) y enfilamos para Suvarnabhubi, al
que se tarda en llegar cerca de 40 minutos (si hay tráfico, esto se puede
demorar hasta más de una hora larga…Es mejor ir con bastante tiempo, los nervios
seguro que lo agradecen). Hicimos el check-in con Thai Airways, facturamos las
maletas grandes, pasamos por el control de seguridad y, antes de subir al avión
(grande, de 2-4-2 o 3-4-3, no me acuerdo), picamos algo.
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Habitación del Hotel Siri Lanna |
Llegamos, en menos de una hora
(50-55 minutos), al aeropuerto de Chiang Mai. Allí nos
esperaba, a las 22.40 horas, una furgoneta de alto standing del hotel Siri Lanna, que nos
traslada, en 10-15 minutos, a nuestro alojamiento. Después de hacer el check-in, en recepeción nos invitaron a una de las pocas bebidas "exóticas" que probé durante el viaje y me gustó mucho:
zumo de kawa, o algo así. Era de color verde, y muy fresquito.
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Jacuzzi del Hotel Siri Lanna |
El hotel, ubicado dentro de las murallas y con poco más de una veintena de habitaciones, está decorado con bastante gusto, es de estilo totalmente thai y tiene una piscina a la que es imposible resistirse después de una larga jornada turística. Nos aposentamos con todos los bártulos en
nuestra bonita habitación, decorada en teka y con un mega baño (con ducha y jacuzzi), e intentamos visitar el mercado nocturno, pero estaba a
punto de cerrar y decidimos quedarnos descansando. Nos esperaban, como pudimos
comprobar, días muy fuertes y agotadores que, sin bien nos dejaron a veces sin
fuerzas, compensaron todo lo que vimos.
Muy certero con la realidad. Será de gran utilidad.
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