domingo, 13 de enero de 2013

Riad Bleu du Sud, habitación de las mil y una noches



Hoy voy a daros una opción de dónde dormir en la ciudad más turística de Marruecos. Y es que, según mi experiencia, el mejor alojamiento para una escapada a Marrakech, si realmente uno quiere sumergirse en el ambiente de la medina, son los riads. Estas casonas o palacios tradicionales marroquíes, que cuentan normalmente con un patio interior con fuente y unas pocas habitaciones, se encuentran dentro de las murallas, en la ciudad antigua, y derrochan toda esa esencia oriental que tanto me gusta. Un encanto y ambiente diferente a lo que estamos habituado los europeos y que no ofrecen los hoteles de cadenas internacionales, ubicados en la parte nueva de a ciudad. Ideal para hacer de nuestro viaje un sueño.
Patio del Riad Bleu du Sud
Entrada del Riad Bleu du Sud
En nuestro caso, el pasado mes de marzo de 2012, cuando pasamos cuatro días en Marrakech, después de dar mil vueltas a Booking y otros buscadores (normalmente, invierto horas en esta tarea, que suele ser una garantía para montar el viaje perfecto o casi perfecto), optamos por el Riad Bleu du Sud, que se encuentran a tan sólo cinco minutos a pie de la famosa plaza Djmaa El Fna (dirección: Riad Zitoun Jdid Db Tbibn°46, Medina). 

Sus habitaciones están decoradas al más puro estilo de Las Mil y una Noches, con elementos y artículos de Marruecos, y cuentan con todo tipo de detalles (excepto tele que, realmente, es de agradecer, pues ayuda a una desconexión total). Incluye climatización (calor o frío). Súper recomendado para los que vayan en pareja. Es de lo más romántico. Si bien el precio no es barato para ser Marrakech (entre 50 y 90 euros, según habitación y temporada), la habitación, junto con el desayuno (increíble), la decoración y el excelente servicio, vale la pena. Además, ofrece wifi gratuito. 
  
Habitación Jasmin del Riad Bleu du Sud
Este riad dispone de cinco habitaciones (Tintine, Safia, Jasmin, Rayane y Scheherazade). Nosotros nos hospedamos en la Jasmin, decorada en tonos amarillos, ocres y rojos. Esta dispone de una pequeña zona de estar, con un armario, una mesa y un señor banco de madera; y la zona de dormitorio, con una cama grande con cojines, lámparas y ropa de cama estilo marroquí. El baño, donde cada día nos dejaron las toallas con formas de animalitos y pétalos de rosas, está igual de bien cuidado, y es muy colorido, con azulejos de color azul y rojo. La ducha puede sorprender a más de uno. Su único defecto, por poner alguno, es que el agua caliente, al menos a nosotros, no nos duraba más de entre 5 y 10 minutos, pero no fue ningún problema. Todo lo demás gana a esta única y pequeña pega. 

Un consejo: al hacer la reserva, podéis enviar una mail al riad para solicitar que, cuando lleguéis, haya en la habitación agua, un cuenco frutos secos, un plato con fruta y pastelitos marroquíes (riquísimos). Es totalmente gratuito, nada más hay que pedirlo por mail. Nosotros, cuando nos marchamos el último día, les dejamos una pequeña propina por todas las atenciones...Además, te ofrecen continuamente té a la menta.


Baño de la habitación Jasmin

Como ya he comentado, otro de los puntos fuertes de este palacete es su increíble desayuno. Si bien yo no soy de comer mucho, valoro extremadamente los desayunos de los hoteles. Me encantan! En este caso, no pudo ser más perfecto. Cada día y después de que la noche anterior comentáramos con la chica de recepción a qué hora lo queríamos, nos lo instalaban, con un despliegue total, en una de las mesas del patio: tazas, platos, cubiertos, teteras con té a la menta, vasos de cristal para el té, termos con café y leche caliente, zumo de naranja, posa huevos… 

Además, cada día nos ponían la mantelería y las servilletas (todo de tela) de un color diferente. Si no recuerdo mal, incluía, además de las bebidas, cruasanes, bizcocho, napolitanas de chocolate, ensaimadas, tostadas con mermeladas, miel y mantequilla, dos tipos de crepes diferentes (uno, tradicional bereber), huevo duro y un bollito de pan tradicional de allí hecho en un horno de piedra. Además, si querías, hacían tortilla.  
Mesa de desayuno para pareja del primer día
   
Mesa desayuno para pareja del segundo día
Además y aunque nosotros no hicimos uso de ello, el riad, como muchos otros, cuenta con una sala de televisión y una pequeña terraza con tumbonas. Por las noches, también ofrece cenas típicas marroquís en el patio, aunque, en mi opinión, quizás son un poco caras y es mejor acudir a un restaurante de la zona (que ya comenté en el post anterior). Según recuerdo, también organizan excursiones fuera de la ciudad, como al Valle de Oruika, a la ciudad costera de Essaouira, a Ouarzazate... Nosotros no cogimos ninguna, ya que nos quedamos todos los días en la ciudad. Sin duda, repetiría con los ojos cerrados!

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