Existen muchas formas de viajar y los cruceros son,
sencillamente y pese al aluvión de opiniones divergentes que estas ciudades
flotantes reciben, una más. Ni mejor o peor que el resto, sólo
diferente. Si bien es cierto que dudábamos inicialmente de esta forma de orientar nuestras vacaciones, totalmente novedosa para nosotros, la zona que
queríamos visitar este verano 2012 (los Fiordos Noruegos) y el tiempo que
teníamos (una semana) no nos dejaba muchas opciones. Después de adentrarme por
primera vez en el curioso y organizado mundo del crucerista y analizar las
diferentes navieras, optamos -valorando la ruta, el buque y la calidad precio- por
el MSC Magnífica, de la naviera italiana MSC Crocière e inaugurado en Hamburgo en
marzo de 2010. Este, con salida de Kiel (Alemania), hacía escala en Flam,
Bergen, Stavenger, Oslo y Copenhague, para acabar de nuevo en su punto de
partida. Lo que nos ayudó a decidirnos: que el desembarque a los pequeños pueblos y ciudades que incluía la ruta era, casi siempre, en el centro de los mismos, y por un periodo considerable de horas. Es decir, cercanía y tiempo suficiente.
La elección de camarote, dada la poca diferencia de precio
que había con el resto disponibles y las inigualables vistas que ofrecía el
recorrido, no fue un problema: cabina con balcón, totalmente aconsejable. Exactamente, la 8016. Perfecto, muy cómodo y, que también es importante, muy nuevo y
cuidado. Contaba con un amplio armario con
perchas, muchos cajones, baño bien aprovechado (con hilo para tender el bañador
incluido), cama grande y cómoda, un tocador, un pequeño sofá y, como no, el balconcito, que realmente da mucho juego (además de ser una muy buena opción para la gente que padece claustrofobia). La única pega: la cortina del baño, que podían modernizarse un poco, como ya han hecho algunos de sus
competidores, y poner mamparas.
Foto del camarote 8016 |
Los servicios son, en estos barcos mastodónticos,
infinitos. En nuestro caso, los que más utilizamos fueron los grandes y
calentitos jacuzzis de la piscina interior La Gruta Azzura, donde íbamos a
parar después de cada excursión o visita; el gimnasio, con unas vistas impresionantes al océano y/o a los fiordos; y la galería fotográfica, donde se pueden
encontrar los retratos que toma el fotógrafo oficial del barco (y que
recomiendo encarecidamente comprarlos al final, pues es más fácil negociar
precio y hay más ofertas). Un par de noches visitamos el casino Atlantic City y una
tarde el Áurea SPA. Este último, de pago, ofrece, a mitad y final del viaje,
algunos descuentos en masajes, y cuenta, además, con un circuito termal de
jacuzzi, sauna, hammam y solárium.
Como somos muy de ir por libres, decidimos dejar en segundo término las actividades del barco. No obstante, en ratos libres y sin salirnos de nuestro principal objetivo (exprimir al máximo la visita de los pueblos y ciudades) disfrutamos de algunas de ellas: construcción de estatuas de hielo; una clase de tarantela, baile típico italiano; y del increíble espectáculo de variedades Myths and Poets en el Royal Theatre.
Como somos muy de ir por libres, decidimos dejar en segundo término las actividades del barco. No obstante, en ratos libres y sin salirnos de nuestro principal objetivo (exprimir al máximo la visita de los pueblos y ciudades) disfrutamos de algunas de ellas: construcción de estatuas de hielo; una clase de tarantela, baile típico italiano; y del increíble espectáculo de variedades Myths and Poets en el Royal Theatre.
Piscina exterior MSC Magnífica |
Finalmente, es imposible dejar de hablar del tema gastronómico, que tanto atrae a los pasajeros. Por
un lado, el Magnífica cuenta con el restaurante Sahara, un buffet libre, y, por otro lado, con los restaurantes a la carta L’Edera y el Quattro Venti, que se asigna uno u otro en función del número de camarote (teniendo ambos la misma oferta). Todos ellos sin coste extra (a diferencia del restaurante japonés Oriental Plaza). Siempre que sea posible, aconsejo el restaurante a la carta, con platos mucho más elaborados y mejor servicio que el buffet, que es ciertamente mejorable. La gastronomía, en general, italiana y mediterránea: risotto, pasta, ternera asada, salmón al vapor, caldos varios, lubina al limón, mousse de gorgonzola, embutidos italianos... Si bien las cantidades no son grandes, se puede repetir y pedir tantos platos como se desee. Tampoco puedo dejar de mencionar el Gran Buffet Magnífico (conocido como el buffet de media noche), que se celebró en el Sahara bar a medio viaje y es una muestra de toda la maestría y savoir faire de los cocineros, e incluye simpáticas figuras realizadas con frutas y, otras, con pan.
Gran Buffet Magnífico |
Para cerrar este post, un consejo sobre el equipaje de los cruceros por los fiordos: intentar llevar, en una maleta de no más de 20 kg, todo tipo de ropa, aplicando el método de la cebolla. Esto es: camisetas de tirantes y manga corta, algunas chaquetillas, otra chaqueta que abrigue un poco más (de otoño), tejanos, pantalón corto (para el barco), un chubasquero (hay zonas donde llueve más de 300 días al año), bañador o biquini (para el barco), algún polar no muy grueso por si se quiere salir de noche a cubierta y un o dos vestidos de noche para ellas (y un traje para ellos). De calzado, como mínimo: chanclas para la piscina, una deportivas y unos zapatos de vestir. No está de más tampoco algún calzado que vista un poco más (para las chicas, por ejemplo, unas manoletinas mínimamente consistentes).
Muy interesante, espero leer más entradas de viajes!
ResponderEliminarHola mu bien explicado.
ResponderEliminarNosotros hicimo este recorrido salindo el 1de septiembre desde copenhague, fue una adquisicion de ultima hora. Teniamos desde el año anterior contratado un crcero por el baltico y 2 meses antes salio una oferta para el fordos con el magnifica, quedandonos 3 dias en Copenhague y comprando otros vuelos de regreso......lo pudimos empalmar, fue lo mas de lo mas. Ha sido un verano genial.
Especialmente me encanto la llegada a Flam, ese espectacular lugar me sigue acompañando en i memoria, se me quedo grabado en la retina.
Me encantaria volver hacer un rucero por los fiordos pero hasta cavonorte.
Un saludo